“La idea de estudiar en el extranjero era surreal. Es más, no fue ni siquiera una idea hasta los últimos años de secundaria; no había pensado qué o dónde estudiar hasta que empecé 4to de secundaria. A pesar de que ya había viajado varias veces a Estados Unidos como turista y estudiante de inglés, la idea de estudiar el pregrado ahí era ajena a mí; supongo que es porque no conocía mucha gente que haya hecho lo mismo. No fue hasta 4to de secundaria que mi mamá tuvo la idea de intentarlo. Al comienzo, me entusiasmó; la idea de estudiar afuera les gusta a todos; lo difícil es volverlo realidad. Para ese entonces sólo era una idea, pero era mejor que nada. Cuando empecé a averiguar cómo hacerlo, mi entusiasmo se vino abajo. El proceso no se parecía en nada al peruano (solo es dar un examen y máximo una pequeña entrevista o ensayo). En mi caso eran como mínimo 2 exámenes (SAT o ACT y el TOEFL o IELTS), y el número de exámenes incrementaba a medida que el prestigio de las universidades lo hacía. Además, tenía que pedir recomendaciones, hacer ensayos, mandar mi GPA (promedio general), ir a entrevistas y llenar aplicaciones. Era por mucho, más difícil que entrar a una universidad en el Perú o Sudamérica.

Luego, vino el momento decisivo, tenía que decidir si en verdad iba a aceptar ese enorme reto, y si lo hacía sabía que no iba a ser a medias. Después de meditarlo un tiempo, decidí hacerlo, pero no sin poner todo mi esfuerzo. Para esto ya estaba en finales de 4to de secundaria y a punto de entrar a vacaciones, pero sabía que se avecinaba el año más cargado de mi vida hasta ese entonces, debido a que en 5to tendría que tener un buen GPA en el colegio además de cumplir con todos lo requisito de los Colleges a los cuales iba a postular.

Ese verano viajé por dos meses a Boston para estudiar algo para el TOEFL. El IELTS nunca fue una opción para mí, debido a que sus ensayos son a mano y mi caligrafía es desastrosa. Además, me sentía cómodo con la idea de hablarle a una computadora durante el Speaking. También aproveché para relajarme un poco e inspirarme conociendo MIT y Harvard (que son de las mejores universidades del mundo). La experiencia de visitar sus laboratorios, conocer un par de estudiantes y el simple hecho de estar ahí, fue sumamente motivador. Para cuando volví, mis skills de Writing, Listening y Speaking habían subido bastante, pero mi Reading seguía como siempre. Con el tiempo perdí un poco de habilidad en el Speaking, sin embargo, el viaje igual fue provechoso a la hora de rendir el TOEFL.

Cuando di este examen por primera vez, saqué 82 puntos de 120. Sabía que era un mal score y debía mejorarlo para que mi meta aún fuera posible. Estuve un tiempo practicando de forma autónoma y me di cuenta de que era mejor prepararme en un lugar, pero aún tenía el SAT pendiente y sabía que eso era más importante y más difícil, así que decidí empezar a estudiar para el SAT. Cuando di este examen por primera vez, obtuve 1320 (770 en math y 550 en verbal) lo cual era bajo para lo quería lograr.

Luego de cuestionarme todo el reto y pensar que tal vez no estaba calificado para esto, decidí prepararme adecuadamente en otro lugar. Fue en ese momento cuando conocí a Master’s College. Tuve una reunión con el director, Oscar y ahí fue cuando pisé tierra. Dijo que necesitaba hacer todo de nuevo, lo cual no me gustó, pero reconocí que era completamente necesario si es que quería ser un caso de éxito. No me dijo lo que quería escuchar, pero si lo que necesitaba; en otras palabras, lo que haría un buen counselor.

Empecé a tomar clases particulares para el TOEFL, lo cual es netamente Verbal (lo que menos me gusta), pero Elías (el profesor a cargo de mis clases) hacía que lo que más odiaba se hiciera cómodo y divertido. Con él aprendí todas las estrategias que tenía que saber para el TOEFL y practiqué mucho. Pero no sólo eran las clases, tenía que realizar varios ensayos al día, grabarme y escuchar mi voz para ver que me faltaba en el Speaking, y leer mucho. Además, compré varios libros y CD’s por mi cuenta para practicar Listening y más Reading. Después de unos 2 meses de preparación pude sacar 103 y con eso me sentí satisfecho.

Decidí tomar un fin de semana de vacaciones para relajarme y despejar mi mente, pero seguía ansioso debido a que aún tenía que dar 3 exámenes más.

Los dos SAT Subjects Tests eran los siguientes retos. Ya que estaba postulando a universidades del Top 12 en Ingeniería Aeroespacial, mis notas tenían que estar muy por encima del promedio, así que tenía que tener muy buenas notas en los Subjects para ser competente en universidades como MIT, Stanford o Michigan. La ventaja de estos Subjects es que uno los escoge de acuerdo a su carrera, por lo que generalmente son topics en lo que la gente que los rinde son buenos. En mi caso fueron los de Math 2 y Physics, que eran mis cursos favoritos. Después de un par de semanas de preparación constante con César y Nicolas, me sentí completamente listo para rendir los dos exámenes. Esas dos semanas fueron las más cargadas de toda mi preparación, debido a que debía estudiar varios libros de teoría y también prepararme en la parte práctica. Como si fuera poco, tenía muy poco tiempo para hacer todo esto. La clave fue hacer los mismos exámenes varias veces para reconocer mis errores e identificar los motivos, debido a que, si veía algo familiar en el examen, podría responder correctamente. Cuando rendí los exámenes pude obtener 800 en Math 2 y 790 en Physics, los cuales fueron mucho más que suficiente.

Fue en el momento cuando recibí mis notas, en el que de verdad sentí que estaba un paso más cerca de estudiar en una buena universidad de Estados Unidos, lo cual fue sumamente motivador.

Sólo me quedaba un examen más: el SAT. Este examen era el que menos me agradaba, pero también era el más importante. La sección de Math la tenía dominada, pero necesitaba mucha ayuda en la parte de Verbal. De eso se encargó Karen. La primera vez que lo di, me fastidió particularmente la parte de Reading, pero supuse que se me haría menos complicado ya que había mejorado esos skills para el TOEFL. Me enfoqué mucho en mejorar mi timing de lectura para poder dar el SAT correctamente.

Después de más de un mes de clases, me sentí listo para rendir el SAT de nuevo. La espera de un mes para que me llegaran los exámenes se me hacían siglos, quería ver si es que mi esfuerzo había valido la pena, pero luego de una larga espera por fin llegaron mis resultados. Había sacado 1400 (780 math y 620 verbal). Por fin pude sentir tranquilidad por primera vez después de varios meses de preparación para los 4 exámenes y tomé un fin de semana de vacaciones de la postulación. Pero lo que había terminado era sólo la etapa de exámenes; aún faltaba la postulación en sí.

La verdad es que pensé que sería súper sencillo y rápido; me decía a mí mismo “es solo llenar unas páginas y hacer unos ensayos, no se puede complicar mucho”. Bueno, esas páginas y ensayos me demoraron cerca de 2 meses. Influenció bastante en el tiempo el número de Colleges a los cuales postulé. Postular a 11 universidades y a cuatro carreras (Ingeniería Aeroespacial, Matemática, Física y Astrofísica) fue un poco excesivo y el hecho de ser todas del Top 12 para abajo lo hizo incluso más dificultoso.

Las preguntas personales que te hacen pueden llegar a ser muy tediosas. Existen preguntas tan simples como “¿Cuál es uno de tus hobbies y qué te motiva a hacerlo?”, pero que son complicadas de responder. El límite de palabras fue particularmente pesado para mí debido a que suelo explayarme en las respuestas. Me pasaba que no sabía cómo poner una respuesta sencilla en 500 palabras, lo que me sonaba demasiado, pero al final terminaba con respuestas tan extensas que el problema terminaba siendo reducir el número de palabras en vez de extenderlas. Oscar me ayudó muchísimo con los ensayos para ser más puntual con los detalles, para controlar el número de palabras, aclarar las preguntas y mejorar la estética de los mismos. Los ensayos fueron como una cita al psicólogo, sacaban a luz las razones que tenía para hacer el pregrado en el extranjero y requerían que me llegue a conocer bien para ser completamente honesto al contestarlas.

Ver estos momentos en retrospectiva es bastante inspirador, recuerdo los meses en los que no salía a divertirme con mis amigos y los días en los que pasaba horas de horas estudiando para mis exámenes de postulación y mis finales del colegio, pero ahora veo que todo valió la pena.

Cuando acabé el colegio, los ensayos y los exámenes, pude sentir que volvía a tener vida. Con tres cosas menos en las qué pensar, solo tenía que preocuparme por las recomendaciones y las entrevistas, pero estas generalmente se daban después de mandar la aplicación, excepto la del MIT.

Tuve una buena relación con la mayoría de mis profesores, hicimos varios viajes de estudios y de caridad en grupo, por lo que me conocen bastante bien y saben cómo actúo ante diversas situaciones. Debido a esto no tuve mayores problemas al pedir sus recomendaciones y estaba seguro de que harían llegar a las universidades una buena imagen mía.

Para cuando tuve todo lo que necesitaba para enviar la aplicación, sentí que estudiar en el extranjero ya no era sólo una idea surreal, sino que estaba a punto de volverse realidad. Luego de enviar las aplicaciones en Año Nuevo, solo podía pensar en las posibles respuestas de las once universidades a las que postulé.

Después de descansar un par de semanas, empecé a preocuparme por las entrevistas y le avisé a Oscar para que me ayude a practicar. Tuve entrevistas del MIT, Princeton, UPenn, entre otras; y la verdad es que los entrevistadores reflejan mucho a las universidades que representan. Uno puede llegar a sentir la universidad a través de la persona que te entrevista y sirve para tener un insight preciso de cómo será estudiar en esas universidades.

Finalmente, después de las entrevistas, llegó la primera respuesta. Se suponía que los resultados llegaban entre abril-mayo, pero Oscar me advirtió que algunas universidades podrían responder antes, por lo que revisaba mi correo electrónico frecuentemente. En un día de enero llegó la primera aceptación de parte de Purdue University. Esa carta mi hizo muy feliz debido a que Purdue es bastante buena en ingeniería aeroespacial, pero la verdad es que las respuestas que esperaba con ganas eran las del MIT, UofM, Stanford y Caltech.

No fue hasta el 2 de febrero que recibí la carta de la universidad a la que elegiría ir: University of Michigan. Era la universidad de la que menos esperaba respuesta, debido a que su deadline había sido el 1ro de febrero (un día antes), y por unos segundos de verdad no lo creí. Inmediatamente informé la noticia a toda mi familia, y luego de un rato a Oscar y al equipo de Master’s College.

Hace unos años no podría ni haber imaginado que estaría viajando a Michigan para hacer un pregrado en Ingeniería Aeroespacial, una carrera que no existe aquí en Perú, en unas de las mejores universidades del mundo como lo es University of Michigan. No fue un camino sencillo y por eso estoy muy agradecido con todo el equipo de Master’s College y especialmente con Oscar, quien me supervisó y apoyó en cada etapa de la postulación. Tampoco hubiera imaginado que trabajaría por unos meses en Master’s College como profesor de GMAT Quant en los meses de espera al viaje y también querría aprovechar la oportunidad para agradecer la cálida acogida que recibí de todo Master’s College.”